El llamado a multiplicarse

El llamado a multiplicarse

De la introducción de Multiply de Francis Chan

Escrito por David Platt, pastor y author de Radical: Volvamos a las raices de la fe

Desde el principio del cristianismo, el desbordamiento natural de ser un discípulo de Jesús siempre ha sido hacer discípulos de Jesús. “Sígueme”, dijo Jesús, “y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19)… Desde el principio, el designio de Dios ha sido que cada discípulo de Jesús haga discípulos que hagan discípulos que hagan discípulos hasta que el Evangelio se extienda a todos los pueblos.

Sin embargo, sutil y trágicamente hemos tomado este costoso mandato de Cristo de ir, bautizar y enseñar a todas las naciones y lo hemos mutado en un cómodo llamado para que los cristianos vengan, se bauticen y escuchen en un solo lugar. Si preguntáramos a los cristianos de hoy qué significa hacer discípulos, probablemente obtendríamos pensamientos confusos, respuestas ambiguas e incluso algunas miradas vacías. En todas nuestras actividades como cristianos y con todos nuestros recursos en la iglesia, corremos el peligro de ignorar prácticamente la comisión de Cristo.

Vemos el evangelismo como un tema temido, reducimos el discipulado a un programa enlatado, y tantos en la iglesia terminan marginados en una mentalidad de espectadores que delega la tarea de hacer discípulos a pastores y profesionales, ministros y misioneros.

Pero esto no debe ser así. Jesús nos ha invitado a todos a ser parte de Su plan. Él ha diseñado a todo Su pueblo para que conozca Su gozo mientras compartimos Su amor, difundimos Su Palabra y multiplicamos Su vida entre todos los pueblos de la tierra. Este es el gran propósito para el que fuimos creados: disfrutar de la gracia de Cristo mientras difundimos el Evangelio de Cristo desde dondequiera que vivamos hasta los confines de la tierra. Y este propósito merece que entreguemos nuestras vidas para que se cumpla. Merece la pena por los miles de millones de personas que aún no conocen la misericordia y la majestad de Dios en Cristo. Y vale la pena para ti y para mí porque fuimos hechos para ser discípulos que hacen discípulos hasta el día en que veamos el rostro de Aquel a quien seguimos, y junto con todas las naciones experimentemos Su satisfacción por toda la eternidad.

– David Platt

 

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